El dolor de ser borrada de la vida de tu propia familia
23 de agosto de 2025
Hoy vi una foto donde estaba mi sobrina.
Estaba en el balcón de lo que fue un día mi casa, viendo un pasacalles.
Han pasado nueve meses desde la última vez que vi a mi sobrina y a mi sobrino. Nueve meses sin una sola foto, sin sus caras, sus voces, sus risas.
Y de repente, allí estaba ella en una imagen — de pie en el balcón del apartamento que yo misma reformé con mis manos. El hogar que hasta hace poco todavía era mío.
La foto no estaba destinada a herirme. Mi prima me la envió sin saber la verdad.
Pero para mí fue como un desgarro por dentro.
Porque mi familia me ha borrado de sus vidas. Como si mi existencia pudiera cortarse de raíz y desaparecer. Como si yo nunca hubiera pertenecido. Y, como consecuencia, me han hecho imposible tener contacto con los niños.
Este es el tipo de crueldad que se esconde bajo el silencio.
Nunca me lo han dicho en palabras — pero rehúsan cualquier contacto. Actúan como si mantenerme lejos fuera normal, como si estuviera justificado.
Pero no lo está.
Es castigo. Es control. Es borrado.
Y es insoportable.
No quiero este dolor para nadie.
No quiero que nadie más crezca en un mundo donde el amor se convierte en arma, como en el mundo en el que yo he crecido.
Donde el castigo y el control se disfrazan de cuidado.
Quiero que sepan que existe otra realidad. Que el amor genuino no prohíbe ni controla. Que la conexión no es algo que se raciona.
Que la familia debe ser un lugar donde todos nos sintamos seguros, no un lugar donde el amor se usa como condición o moneda de cambio.
Ahora mismo, tanto los niños como yo cargamos un dolor que nadie ve.
Yo vivo en silencio el dolor que me ha sido impuesto. Y mis sobrinas y mi sobrino lo viven en la confusión, en la distancia, en las preguntas sin respuesta.
Pero de ese dolor intenso, de ese silencio ensordecedor, estoy construyendo algo para que ellos —y ningún otro niño en este mundo— tengan que pagar el precio del control y del borrado que hoy me imponen.
—Anna
Nota: Sé que escribir esto puede provocar más castigo de parte de mi familia. Ese es siempre el patrón: cuando se dice la verdad, la respuesta es el silencio, el control o el borrado. Lo sé. Pero nombrarlo también es parte de sanar. No se trata de atacar, sino de dejar de cargar sola con este dolor.