Aprendiendo a hacer de los errores una oportunidad de reparación.
Piensa en cuando eras niño.
¿Qué pasaba cuando cometías un error?
¿Los adultos a tu alrededor suspiraban, levantaban la voz o explotaban por algo pequeño? ¿Un error diminuto se sentía como el fin del mundo?
Para muchos de nosotros, no fue el error en sí lo que más dolió — fue la reacción. El tono cortante. El castigo que se sentía mucho más grande de lo que habíamos hecho.
Con el tiempo, esos momentos cambiaron la manera en que la culpa vivía dentro de nosotros. En lugar de ser una señal suave — “hice algo mal, puedo reparar” — la culpa se volvió insoportable. Se unió al miedo, al rechazo o a la humillación. Nuestro sistema nervioso aprendió: culpa = peligro.
Y en las familias donde la seguridad no fue restaurada, nuestra Brújula Interna nunca se reinició. Nunca fuimos guiados de regreso a la conexión. La lección no fue: “Puedo reparar y volver a pertenecer.” La lección fue: “Escóndete, niega, ataca de vuelta o desaparece.”
Qué hacer ahora
Si notas que estás en un momento donde la culpa se siente imposible de soportar — detente.
- Reconoce la sensación. Acepta la imposibilidad en tu cabeza, en tu corazón y en tu cuerpo.
- Ubícala. Pregúntate: ¿Dónde siento esto en mi cuerpo? ¿En el pecho, en el estómago, en la garganta?
- Recuérdate:
- Ahora soy adulto.
- No hay adultos a mi alrededor esperando para castigarme.
- Tengo permiso para cometer errores.
- Nada malo va a pasar solo porque hice algo mal.
La culpa ya no es un peligro. Puede volver a ser lo que siempre debió ser: una pequeña señal que nos ayuda a reparar, aprender y seguir adelante.
TEG-Blue — The Emotional Gradient Blueprint es un mapa para entender de dónde surgen nuestras emociones y por qué a veces se vuelven tan difíciles de sostener. Su propósito es mostrar caminos amables y claros para reparar el daño: no señalando culpables, sino comprendiendo los patrones que lo mantienen.
— Anna Paretas, Septiembre 2025