Dejemos de temer las emociones incómodas
El miedo, la ira o la tristeza no son fallos: son señales que intentan mostrarnos algo.
Lo que solemos pensar
- “Soy una persona negativa.”
- “No debería sentir tanto enfado.”
- “Si me siento triste, estoy fallando.”
Esta idea hace que tratemos de reprimir o negar emociones que en realidad son parte de nuestro sistema de cuidado.
Lo que en realidad pasa
Las llamadas “emociones malas” cumplen funciones muy concretas:
- Miedo → nos avisa de un riesgo.
- Ira → nos ayuda a defender un límite.
- Tristeza → nos invita a parar, a recibir apoyo, a soltar lo perdido.
- Culpa → nos señala que hemos hecho daño y necesitamos reparar.
Son señales, no defectos.
Las emociones no tienen valor moral
En muchas familias y culturas, las emociones se dividen en dos grupos:
- Las buenas: alegría, gratitud, amor.
- Las malas: ira, miedo, tristeza.
Este esquema parece lógico… pero no es real.
Las emociones no son virtudes ni pecados. No tienen valor moral.
- La ira no te hace malo.
- El miedo no te hace débil.
- La tristeza no te hace fallado.
Son señales del sistema nervioso que intentan orientarte:
- La ira marca un límite.
- El miedo avisa de un riesgo.
- La tristeza invita a parar y recibir apoyo.
Cuando dejamos de ponerles etiquetas morales, podemos escucharlas como lo que son: mensajes para cuidar de nosotros y de nuestras relaciones.
Lo importante
Sentir estas emociones no significa que estés mal.
Lo que duele no es la emoción en sí, sino quedarse atrapado en ella sin brújula.
Cuando aprendes a reconocer el modo (Conectar o Proteger), puedes distinguir si la emoción viene como guía… o si se transformó en carga.
Ejemplo cotidiano
- Ira en Conectar: “Esto es injusto, tengo que hablarlo.” → acción clara, límite sano.
- Ira en Proteger: “Nadie me respeta, grito o me cierro.” → aislamiento y conflicto.
La emoción es la misma. Lo que cambia es si puedes escuchar el mensaje sin perderte en la reacción.
Mini-ejercicio (2–3 minutos)
- Piensa en una emoción que suelas juzgar como “mala” en ti.
- Pregúntate: ¿Qué mensaje útil podría estar trayendo?
- Escríbelo con amabilidad:
- “Mi miedo me está diciendo que necesito apoyo.”
- “Mi tristeza me recuerda que necesito soltar y descansar.”
Idea clave para llevarte
No hay emociones malas.
Todas tienen un propósito. El camino no es evitarlas, sino aprender a leer lo que dicen y a usarlas como brújula.