Los dos motores de nuestras emociones: Conectar y Proteger
No son defectos de carácter. Son programas antiguos de nuestro cuerpo para mantenernos vivos.
Lo que solemos pensar
Cuando reaccionamos mal, solemos culparnos:
- “Siempre me pongo a la defensiva.”
- “Nunca logro confiar.”
- “Soy demasiado desconfiado / irritable.”
Pero en realidad, lo que está funcionando son dos motores básicos que todos tenemos.
Modo 1: Proteger
Se activa cuando el cuerpo percibe amenaza.
- Es rápido, automático, reactivo.
- Busca controlar o escapar.
- Puede sentirse como lucha, huida, bloqueo o complacer para evitar conflicto.
Su función es clara: mantenerte a salvo a corto plazo.
Modo 2: Conectar
Se activa cuando el cuerpo percibe seguridad.
- Es más lento, abierto, flexible.
- Busca vínculo, reparación y aprendizaje.
- Se siente como calma, curiosidad, juego, creatividad o deseo de cuidar.
Su función es igual de clara: hacer que la vida valga la pena.
Lo importante
Los dos motores son normales y necesarios.
- Proteger te ha salvado en momentos difíciles.
- Conectar te permite crecer y crear vínculos.
El problema no es que exista Proteger. El problema es quedarnos atrapados ahí porque nunca aprendimos el camino de vuelta a Conectar.
Ejemplo cotidiano
- Conectar: Te equivocas en el trabajo, respiras, corriges y hasta pides ayuda.
- Proteger: Te equivocas en el trabajo, el cuerpo se tensa, piensas que te van a juzgar, niegas el error o te paralizas.
Mismo hecho → dos motores → dos experiencias.
Mini-ejercicio (2–3 minutos)
- Piensa en algo pequeño que salió mal esta semana.
- Pregúntate: ¿Cómo reaccioné? ¿Desde Proteger o desde Conectar?
- Con amabilidad, reconoce: “Mi cuerpo estaba tratando de cuidarme.”
- Imagina cómo sería responder desde el otro motor. Solo imagínalo, sin exigencia.
Idea clave para llevarte
No eres “demasiado sensible” ni “demasiado duro”.
Tu cuerpo alterna entre dos motores —Proteger y Conectar— para sobrevivir y para pertenecer. El camino es aprender a reconocerlos.